Una Prosperidad Engañosa
Escrito por Sal Y Luz Radio en 27/01/2019
Tal y como dejé mencionado en capítulos anteriores dedicaré unas páginas a comentar una serie de hechos y prácticas que están muy activas dentro de muchas congregaciones hoy en día y que contradicen las Escrituras en su totalidad. Antes de a explicar aquellas que considero más perjudiciales para todo el pueblo de Dios voy a dejar un versículo de advertencia para aquellos que las practican y que conscientemente tras leer este capítulo continúen practicándolas.
‘Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.’ (Gálatas 1:8)
Prometer riquezas materiales, abundancia de bienes y prosperidad económica se ha vuelto la práctica más común y la técnica más utilizada por grupos carismáticos y neo-pentecostales de cara a aumentar en gran número la cantidad de miembros de sus comunidades. Con esto no quiero generalizar y decir que tan solo estas denominaciones realizan tales prácticas ni mucho menos que todas ellas lo hagan, tan solo que la gran mayoría de congregaciones que ofrecen la actual ‘teología de la prosperidad’ entran en este grupo de clasificación. Estamos viendo como se están empezando a organizar cultos y reuniones de bendición económica, de pacto económico con Dios, y otros varios los cuales no casan en ningún momento con las prácticas bíblicas que se han observado a lo largo de la historia. Hombres y mujeres están usando su propia astucia e inteligencia para hacer creer a las personas que con Dios no existirá nunca la necesidad material sino que siempre se alcanzará la abundancia económica puesto que tal y como la palabra menciona nuestro Dios es ‘el dueño del oro y la plata’ y nosotros por consiguiente debemos ser los herederos de estas posesiones. No es casualidad que esta nueva enseñanza apareciese en países con niveles de pobreza elevados donde todos estaban ansiosos por mejorar financieramente su situación y se agarraban a cualquier promesa para conseguir esa nueva situación de comodidad. Posteriormente empezó a llegar a otras zonas del mundo donde no solo alcanzó a las personas más necesitadas sino que empezó a causar atención entre los hombres y mujeres más ambiciosos que empezaron su práctica con la única intención de tener más y más posesiones en esta tierra.
‘El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la
palabra, y se hace infructuosa.’ (Mateo 13:22)
En esta parábola pronunciada por Jesús vemos como muchas personas son fácilmente apartadas de la palabra de Dios debido a su afán por las riquezas. Por ese claro motivo, no tan solo existen personas que se apartan de las iglesias cuando reciben grandes oportunidades laborales o promesas financieras lejos de sus congregaciones sino que también existen otras que se aferran a Jehová con el único motivo de aumentar sus bienes y posesiones, no llegando a los pies del Señor por amor y si por ambición.
‘No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.’ (Mateo 6:19-21)
Existen dos aspectos muy importantes a mencionar de estos tres versículos. En primer lugar, la importancia de saber y conocer que si nosotros depositamos nuestro mayor esfuerzo en las cosas materiales de esta tierra y dejamos las cosas espirituales en un segundo plano acabaremos consumidos con todo lo material, sin embargo, si dejamos de vivir afanándonos por las necesidades físicas de este mundo y comenzamos a centrar nuestra vida en las cosas eternas acabaremos atados a esas cosas que nunca se consumirán.
En segundo lugar, y quizá de más importancia, es necesario decir que hay hombres hoy en día que hacen un mal uso de este versículo para explicar que no debemos invertir nuestro dinero en las cosas terrenales sino que debemos invertirlo en nuestros templos y nuestros pastores siendo esta la manera más directa de invertir en las cosas celestiales. Con este pequeño y breve pasaje el Señor lo que nos quiere decir es que nuestro deseo, nuestro afán, nuestra ansiedad debe ser la conquista de todas aquellas cosas que nos mantendrán más unido al Señor y no las que harán que tengamos una vida más cómoda en la tierra. Bendecir nuestros templos o nuestros pastores pensando que así seremos bendecidos en un futuro no es correcto si lo hacemos con ese único fin y propósito, pero si lo hacemos de corazón y con el único deseo de colaborar con la obra que están haciendo en nombre de Dios siempre es algo distinto. Hacerse tesoros en el cielo es preocuparse en la oración, la consagración, la vida devocional, el estudio continuo de la palabra de Dios, la adoración y otras muchas cosas que nos aferrarán día tras día con más seguridad a nuestra salvación. Ser una persona humilde que no tiene apenas posesiones y que vive con lo justo para pasar sus días no significa que Dios no esté a nuestro lado o que nos haya desamparado. Eso es lo que muchos líderes hoy hacen pensar a sus congregaciones creyendo las personas que carecen de entendimiento que el hombre más próspero es el más bendecido por Jehová y el menos próspero es alguien con el que Dios no está caminando.
‘No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.’(Filipenses 4:11-13)
Tenemos un ejemplo que nos sacará de dudas a todos, y es el claro testimonio vivo del apóstol Pablo. En este pasaje del libro de Filipenses vemos como Pablo les comenta a sus hermanos que es cierto que en ocasiones ha vivido en abundancia pero al mismo tiempo y en el mismo versículos les hace mención de que han existido momento en los que también ha vivido en necesidad y en escasez y con todo ello se ha gozado con la seguridad de que Cristo seguía a su lado y le continuaba fortaleciendo.
¿Alguien cree entonces que por haber Pablo pasado necesidades y escasez Dios no estaba a su lado y que él no fuera un fiel siervo del Señor? ¿Será diferente en nuestros días la situación? El nivel de riqueza o pobreza que hay en nuestra vida o en nuestros hogares nunca medirá ni será un indicador del tipo de vida espiritual y devocional que llevamos en relación a nuestro Padre. Debemos entender como Pablo que lo importante no es el hecho de tener abundancia o pasar por escasez sino el gozarse en cualquiera de estas situaciones.
‘Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.’ (1ª Timoteo 6:6-8)
De nuevo de los labios del apóstol Pablo podemos ver que la necesidad mayor de nuestras vidas no son las cosas materiales de este mundo sino que deberíamos ser felices sabiendo que ni el alimento, ni la bebida ni el abrigo nos faltan. Con ello quiero decirle que si usted en este momento está pasando por un tiempo de dificultad pero que sus hijos tienen salud y están recibiendo una educación, usted no está pasando hambre ni sed y tiene ropa para vestir y un techo bajo el que dormir y refugiarse del frío, no se afane por tener más y más y olvide el resto de cosas esenciales para su vida como su relación con Dios con la única meta de mejorar su condición, sino que debe confiar en el Señor sabiendo que si es su voluntad a su tiempo le va a providenciar una mayor estabilidad y aprenda a contentarse con sus posesiones y su situación sin entristecerse comparándose a diario con todos aquellos que están más acomodados.
‘Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.’ (Mateo 6:33)
Uno de los mayores consejos que recibimos de nuestro Maestro es la importancia de colocar como prioridad en nuestra vida las cosas relacionadas con el Reino de los Cielos. Hoy, y con esto quiero concluir, muchos hombres están cambiando el significado entero de este versículo sustituyendo una sola palabra, es decir, están enseñando lo siguiente ‘Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicio y todas las cosas os serán añadidas’ colocando el término ‘todas las cosas’ cuando realmente es ‘todas estas cosas’. Esa herejía ministrada por muchos líderes de las congregaciones protestantes hoy en día está ocasionando que multitudes estén desempeñando todo tipo de búsqueda espiritual y estén ejerciendo cargos y trabajos en nuestras comunidades con el único fin de recibir ‘todas las cosas’ de la mano de Dios cuando realmente, si leemos los versículos anteriores, veremos que las tres cosas que menciona Jesús son: alimento, bebida y ropa. Cuando buscamos el Reino de Dios en primer lugar y dejamos el materialismo de este mundo de lado nunca nos faltará el sustento diario y los requisitos básicos para nuestro día a día, de una manera u otra el Señor traerá ese sustento a nuestros hogares y a nuestras vidas. Es momento de saber que no existe nada que nos vayamos a llevar de este mundo material y físico y que debemos cuidar nuestra vida espiritual en todo tiempo ya que lo que nos espera al final de nuestros días no es la muerte y así el final de nuestra historia sino un juicio que marcará si nuestra eternidad está destinada al fuego y al castigo eternos o bien a la gloria y gozo. Aquellos que solo están caminando junto a Cristo con el fin de no pasar necesidades y procurar sus bendiciones financieras y económicas son, y disculpen mi expresión, los seres humanos más mediocres que existen sobre la faz de la tierra.
Entregue su vida a Jehová y no viva pensando en los años que pasará aquí sino que esfuércese para vivir por una eternidad segura y placentera.
Fuente: Libro: La Iglesia frente al espejo de Juan Manuel Vaz