La Justicia de Dios

Written by on 22/05/2022

Justicia es una palabra muy común, no solo en nuestros días, sino a lo largo de la historia de la humanidad. Entendemos justicia como la retribución merecida por alguna falta o la procuración de bienestar de alguien.

Sin embargo, nuestro mundo, nuestra sociedad actual, se caracteriza por todo, menos por ser una sociedad justa. Y es que los estándares de justicia entre personas, sociedades, países y culturas son tan variables que es prácticamente imposible establecer un parámetro que agrade a todos, o que beneficie a todos; esto a causa del egoísmo que caracteriza la naturaleza pecaminosa del ser humano.

No obstante, los pequeños destellos de justicia que vemos tratando de brillar en nuestras sociedades, siempre se ven opacados por la corrupción de los hombres que “con injusticia restringen la verdad” (Ro. 1:18b).

EL PROBLEMA

El problema radica en nuestro concepto de justicia que se ha corrompido precisamente por poner nuestra mirada en la justicia terrenal. Nos comparamos unos con otros y nos consideramos a nosotros mismos más justos que los demás; todos tenemos una idea de justicia que, curiosamente, siempre es favorable a nosotros y descalifica a los demás de ésta virtud: “yo merezco que se me haga justicia”. Por eso hay pueblos que consideran que el exterminio de otros pueblos sería justo, hay personas o grupos étnicos o sociales que consideran que lo justo es que ellos tengan mejores beneficios que otros, en fin.

 A esto le podemos sumar nuestra experiencia con la mayoría de políticos que dirigen nuestras naciones, cuya característica principal parece ser la injusticia; o cuando mucho, una justicia mediocre, corrompida.

En medio de un mundo que clama a gritos por justicia, es importante que podamos definir correctamente qué es justicia.

DIOS ES VERDADERAMENTE JUSTO

La justicia es un atributo de Dios que lo caracteriza, define Su carácter y Su actuar de principio a fin; en todo lo que hace y gobierna.

La justicia de Dios quiere decir que Dios siempre actúa de acuerdo con lo que es recto y Él mismo es la norma final de lo que es recto.

La Biblia se refiere a Dios, en este sentido, de la siguiente manera:

Deuteronomio 32:4 La Biblia de las Américas (LBLA)

¡La Roca! Su obra es perfecta,
porque todos sus caminos son justos
Dios de fidelidad y sin injusticia,
justo y recto es Él.

Génesis 18:25b Reina-Valera 1960 (RVR1960)

… El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?

Salmos 19:8 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;
El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.

Isaías 45:19 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

19 No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.

Te tengo una noticia buena y una mala… que al final puede ser buena para ti.

La buena: Dios es verdaderamente justo, Su justicia no es corrompida como la nuestra; Dios es santo, y en su santidad aborrece el pecado y todo lo que no es recto << de hecho, tanto la palabra hebrea en el A.T., como la griega en el N.T. que definen la justicia de Dios, tienen también la connotación de rectitud >>  Él siempre actúa de acuerdo a sus justos preceptos. El Dios omnipotente también es un Dios justo y recto, ¡imagínate qué terrible sería que el Dios todopoderoso fuera un Dios corrupto e injusto! Dios siempre juzga y actúa en justicia, y por lo tanto podemos descansar en esta preciosa verdad.

La mala noticia… que espero se convierta en la buena noticia para ti, si aún no eres creyente: debido a la justicia de Dios, es necesario que trate a las personas conforme a lo que se merecen; así que es necesario que Dios castigue el pecado, porque el pecado no merece recompensa; es malo y merece castigo. Wayne Grudem. 

¿Y adivina qué? Tú y yo somos pecadores dignos del castigo de Dios, a causa de Su justicia.

Recuerdo que durante mis estudios de nivel licenciatura, mi profesor favorito Frank Warren (quien ya se encuentra en la gloria de Dios) nos impartía la clase de Romanos. Un día entró al salón de clases mientras todos hablábamos de mil cosas a la vez y preguntó con su acento gringo, en alta voz: “¿Cuántos quieren lo que se merecen?” y la mayoría levantamos la mano o contestamos: ¡Yo!, a lo que él respondió: ¡Muerte, lo que ustedes se merecen es la muerte! (haciendo alusión a la aseveración de Pablo en Romanos de que a causa de nuestro pecado, nuestra injusticia delante de Dios, estamos destituidos de la gloria de Dios y merecemos como paga del pecado la muerte). Recuerdo que para todos fue un shock en diferentes sentidos; hubo quien debatió con él al respecto, quien se sintió intimidado por esta aseveración; pero yo estaba fascinado con la explicación que dio de su argumento. Debo confesar que en ese momento, mi fascinación tuvo más que ver con la rudeza de este tipo de frases contenidas en la teología de la carta a los Romanos que proveían buenas ideas para escribir canciones para mi banda de rock, que porque verdaderamente comprendiera la profundidad teológica de ellas.

Charles Haddon SpurgeonNo castigar al culpable sería justificar el sufrimiento de los inocentes. Imagina el daño y la injusticia que sufrirían todos los hombres honestos si los ladrones nunca fueran castigados por sus robos. Permitir que el culpable escape sería hacer sufrir a los inocentes. Dios, no por elección arbitraria, sino por la necesidad de justicia, debe castigarnos por hacer el mal.

Y es que el estándar de justicia de Dios no es el mismo que el nuestro, Dios no nos compara unos con otros como nosotros lo hacemos, sino que nos compara consigo mismo, con Cristo, con su santidad y su justicia. Ese es nuestro más grande “problema”.

El punto es que Dios en Su justicia santa y perfecta castiga todo, sí, todo pecado con muerte.

Entonces, ahora que sabemos que somos pecadores, ¿de verdad queremos “lo que merecemos”? ¿En verdad queremos que Dios haga justicia sobre nosotros?

No quiero lo que merezco, pero entonces, ¿cuál es la solución?

LA RESPUESTA ES SIEMPRE EL EVANGELIO.

La justicia es por medio de la fe

Romanos 3:21-26 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;

22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,

23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

No hay mejor lugar para apreciar la justicia de Dios que la cruz del calvario. Ahí, Dios castigó todo el pecado; de toda la humanidad, de todas las eras, sobre Jesucristo. El justo por los injustos. Cristo nos redimió por su muerte en la Cruz, pagando el precio de nuestra maldad, recibiendo sobre él mismo la retribución de nuestra injusticia; así la justicia de Dios quedó completamente satisfecha y ahora nosotros podemos recibir por la fe en Jesús, la justificación delante de Dios. ¡Esta es la buena noticia que surge de la mala noticia! Dios puede cambiar tu estado de injusticia y digno de juicio y castigo eterno a un estado de justo e hijo de Dios si pones tu fe en Jesús.

Alguien podría argumentar todavía: ¿y si Dios es tan justo, por qué permite tanta injusticia en el mundo? La respuesta rápida es que, de entrada, la pregunta está mal planteada; y la respuesta extendida tendría que tratarse en un artículo aparte.

Lo que la Biblia nos muestra muy claramente es que un día vendrá, que está establecido un día en el que Dios hará justicia absoluta, y un día en el que el juicio será absolutamente final.

Por Emmanuel Alfonzo

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