El costo de los pecados secretos

Escrito por en 18/05/2022

El salmista escribe lo siguiente acerca de una de las mayores promesas de Dios: “Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios, si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos, entonces castigaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. Mas no quitaré de él mi misericordia, ni falsearé mi verdad” (Salmos 89:30-33).

Dios promete que nunca quitará su misericordia de nosotros, sin importar cuán gravemente podamos caer. Sin embargo, muchos creyentes pasan por alto la fuerte advertencia de este versículo. Si abandonamos la ley de Dios y rehusamos guardar sus mandamientos, él castigará nuestras transgresiones con su vara divina.

La Biblia nos dice que el Señor castiga a quien ama. Vemos esta verdad ilustrada vívidamente en la vida de David. Considera cómo trató el Señor a este hombre, un siervo fiel que disfrutaba del favor de Dios. En un momento de su vida, David pecó terriblemente y luego lo justificó y lo mantuvo oculto durante meses. Finalmente, Dios dijo: “Basta” y envió un profeta para exponer el pecado de David. El profeta Natán usó una analogía para destrozar todas las excusas que tenía David hasta que finalmente el rey admitió: “He pecado. Soy culpable”.

David escribió: “Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido” (Salmos 31:10). Como un agujero en el tanque de aceite de un auto, tu pecado te drenará lentamente de toda paz, gozo y fuerza.

Conozco a cristianos que llevan vidas de total confusión porque continúan complicándose en los pecados. Estas almas huecas siempre están abatidas y débiles, siempre luchando pero sin llegar a ninguna parte. Si guardas un pecado secreto, experimentarás continuos disturbios en tu vida, hogar, familia y trabajo. Te volverás cada vez más ansioso, confundido y movido por un sinfín de preocupaciones y temores. Toda tu paz y tu fuerza serán drenadas de ti.

Dios no quiere exponer a sus siervos; más bien, está en su corazón perdonar, limpiar y cubrir nuestros pecados. En amor, él disciplinará a sus justos, pero su vara es para los impíos. La exposición del pecado secreto es el último intento de Dios de salvar a un hijo rebelde e hipócrita que ha decidido entregarse al pecado y, aun así, hacer el papel de un hombre espiritual. La vara de Dios está reservada solo para los creyentes con corazón duro, que no se arrepienten.

Por: David Wilkerson.

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