Cuando el diseño de Dios choca con mi orgullo
Escrito por Sal Y Luz Radio en 02/07/2025
A veces me pregunto: «¿Por qué nos complicamos tanto la vida cuando tenemos la información debida?». La respuesta es clara: la inclinación de rebelarnos para que se haga nuestra voluntad. Dios dice: «No mientas». Nosotras: «Muy bien, pero a veces es necesario». Dios dice: «Ser ayuda idónea es mi diseño para ti» (Gn. 2:18). Nosotras: «No me gusta; no quiero; me parece que me hace inferior y yo tengo un potencial más grande que solo ser “ayuda”».
¿Cómo estamos leyendo la Biblia?
Algo tan sencillo que pasamos por alto es cómo estamos leyendo la Biblia. ¿La leemos desde nuestras presuposiciones o lo que nos han enseñado? ¿La leemos sin estudiarla fielmente? O ¿La leemos desde nuestra perspectiva? Es decir, informada por la cultura que alimenta nuestra necesidad de personificación, de un deseo profundo de trascender que, lastimosamente, debido al pecado, no direccionamos a Dios para imitarlo y glorificarlo, sino hacia nosotras para nuestra gloria.
Si afirmamos que Dios es nuestro Dios, que Cristo es nuestro Salvador y Señor y que el Espíritu Santo es nuestro ayudador, que nos creó, ¿por qué no podemos encontrar gozo y propósito en ser ayuda idónea? Si Él es bueno, lo que Él dice en Su Palabra es bueno, y es muy bueno para nosotras Sus hijas. ¿No será que estamos leyendo la Biblia para fabricar un dios a nuestra semejanza en vez de nosotras reflejar Su semejanza? Piénsalo. No solo se trata del tema de ser ayuda idónea, se trata de tu corazón.
¿Está tu corazón dispuesto a recibir las promesas de Dios, pero también Sus ordenanzas? La verdadera disposición del corazón sucede cuando te ves frente al rostro de Jesús muriendo en la cruz. Cuando recuerdas quién eres, quién es Él y lo que Él ha hecho por ti, entonces no puedes evitar decir: «¡Aquí tienes a la sierva del Señor!» (Lc. 1:38). Y ese «aquí tienes» no necesariamente implica hacer las cosas que el mundo define como grandes y que capturan tu corazón para creerlas, sino las pequeñas cosas que Él nos ha dado para administrar. ¡Lee la Biblia para conocer a Dios y amarlo con todo tu corazón, a partir de allí, lo que Él diga sobre ti, lo recibirás con humildad y gozo!
El «insulto» de las mujeres hoy en día: ser ayuda idónea
Un paréntesis entre cómo leemos la Biblia y la buena idea de Dios en darnos la maravillosa tarea de ser ayuda. Me parece tan insensato de las mujeres (por cierto, yo fui una de ellas) que nos lastimemos nosotras mismas al negar nuestra configuración espiritual y física, es decir, de nuestro ser completo. El feminismo se ha adentrado en las rejillas más pequeñas de nosotras, con su «empoderamiento» como si fuese un triunfo de este siglo, y ¡no lo es! Desde que Dios nos creó y salvó, nos dio identidad, propósito y misión por la fe en Cristo. ¡El triunfo es de Él!
Por eso, examinemos si no hemos caído en las enseñanzas de este mundo que consideran un «insulto» para las mujeres decirles que son ayuda idónea. Cuando los hombres y las mujeres empiezan a compararse en el hacer, se olvidan de quién son y para qué fueron diseñados. ¿Cómo trabajar juntos si la otra parte no está funcionando bien? ¿Cómo se completará la misión si una de las partes decide que tiene otra misión, una mejor para ella? La realidad es que al negar que Dios nos creó para ser ayuda idónea, estamos levantando el puño contra Dios de que nosotras sabemos mejor que Él. ¿No será que esos dones, talentos y capacidades que tienes, en primera instancia, te fueron dados para adornar esa función y no para que el mundo te adore?
La buena idea de Dios
Hasta aquí, te he dejado varias preguntas para que medites, pues es cierto que las mujeres tenemos la imagen de Dios plasmada y por ello podemos ejercitar la dádiva de pensar. Hermana, el plan de Dios siempre es mejor, ¿lo crees? No se trata de si el texto de Génesis 2:18-20 o de Efesios 5:22 o de 1 Corintios 11:2-16 o 2 Timoteo 2:12-16 están malinterpretados, se trata de leer toda la narrativa bíblica para que estos pasajes se confirmen o no; se trata de rectificar en ti misma, en tu diseño, que esa necesidad de ayudar, de compadecerte por otros, es básicamente lo que la palabra «ayuda» en hebreo ezer, significa.
La mejor manera de vivir es acercarte al diseño creacional, que no ha cambiado a pesar de la caída: vivir para la gloria de Dios, en tu matrimonio, en el hogar, con los hijos y en comunidad bajo Su Palabra y en dependencia de Él. Porque vivimos en Su presencia, nuestra alma tendrá gozo en Sus verdades acerca de nosotras, como lo dijo el salmista:
«En tu presencia hay plenitud de gozo; en Tu diestra hay deleites para siempre». -Salmo 16:11
Ser ayuda idónea requiere inteligencia, sabiduría, conocimiento y requiere un espíritu fuerte a la manera de Dios. Esas dádivas no las provee el mundo, porque solo en Cristo podemos ser esa ayuda. Es más fácil ser orgullosa y prepotente que alza su voz cuál terrateniente, porque es nuestra tendencia rebelde. Al contrario, ser una mujer humilde de corazón, llena de amor que verdaderamente representa a Dios con sus acciones, es de gran estima al Señor (1 Pe. 3:4).
Hermana, tienes un propósito más grande que cualquier propósito que tu corazón, propenso a las mentiras de este mundo, susceptible al engaño del pecado que aún no has tratado con el evangelio, te dice. El profeta Isaías nos recuerda:
«A todo el que es llamado por Mi nombre y a quien he creado para Mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho». –Isaías 43:7
¿Cómo puedes encontrar gozo y propósito para servir con amor y humildad?
Ve a Cristo, el manso y humilde (Mt. 11:29); quien tenía clara su misión y su propósito, y lo llevó a cabo sin queja, sin murmuración y con obediencia (Jn. 5:30); quien solo hacía lo que veía que Su Padre hacía (Jn. 5:19) e imítalo en el poder del Espíritu Santo. Cada día, por la mañana, pídele a Dios que te recuerde que vives para Él, y por las noches, haz un recuento de las veces que glorificaste Su nombre a través de ayudar, socorrer, animar, mostrar compasión y apoyar a tu esposo, tus hijos o a alguien más.
Hazte acompañar de una amiga o una anciana que te ayude a recordarlo. Pídele a Dios que te permita ver cómo usa tu diseño para avanzar Su reino en medio de los tuyos. Medita en el carácter de Cristo y memoriza un versículo, confiando en que Dios te ayudará a practicarlo. Llénate de la Palabra, recíbela con gozo y ponte manos a la obra porque hay mucho por hacer y tú eres la indicada para hacerlo; no te rebeles a tu diseño y sé la ayuda idónea que honra a tu Señor y Salvador.
Por Susana de Cano