Por sus Frutos

Escrito por en 01/10/2012

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”. (Mateo 7:16-20)

Además de ser esta, una palabra clara, sencilla, directa, totalmente edificante, y cargada con una verdad absoluta e indiscutible, es también el más claro distintivo de los verdaderos hijos de Dios; ya que es a través de los frutos que produce el nuevo nacimiento, que se puede reconocer a quienes son, de quienes solo se hacen, o dicen serlo…

Pero, para entender mejor todo esto, lo primero que debemos saber es:

 A qué se refiere Jesús cuando habla de frutos…?
 Acaso se refiere a las buenas obras…?
 Acaso se refiere a la misericordia…?
 Acaso se refiere a la cantidad de congregantes o seguidores que se tenga…?
 Acaso se refiere a hacer milagros, tener una vida prospera o a tener muchos dones espirituales…?

Por supuesto que no. Todo eso, solo es parte de la añadidura que el mismo Hijo de Dios dijo que vendría si buscábamos “primeramente” su reino y su justicia, pero para nada hace referencia a los frutos del cristiano.
Es bueno aclarar, que en ningún pasaje de la Biblia Dios nos envió a predicar sobre las añadiduras, como muchos hoy acostumbran a hacerlo, sino que nos envió a predicar sus buenas nuevas. O sea: El perdón de nuestros pecados a través del evangelio de la cruz.

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