Te pareces a un cristiano o realmente lo eres…?
Escrito por Sal Y Luz Radio en 29/06/2025
Vivimos en una época donde muchos parecen creyentes, pero no todos lo son. Visten como cristianos, hablan como cristianos y asisten a la iglesia. Sin embargo, Jesús mismo advirtió que no todos los que dicen “Señor, Señor” entrarán en el Reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad del Padre (Mateo 7:21). Es decir, no basta con parecerlo. Es necesario serlo verdaderamente.
En este artículo queremos ayudarte a distinguir entre una apariencia religiosa y una fe verdadera, esa fe que transforma, que persevera y que agrada a Dios.
1. El que solo parece creyente habla de Dios, pero no obedece su Palabra
Muchos pueden repetir versículos, cantar alabanzas e incluso servir en el ministerio, pero viven una doble vida. Jesús habló de los fariseos como hipócritas, pues honraban a Dios con los labios, pero su corazón estaba lejos de Él (Mateo 15:8).
La fe verdadera, por el contrario, se evidencia en obediencia: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1:22)
2. El que solo parece creyente busca la aprobación de los hombres; el verdadero busca agradar a Dios
La fe falsa vive para impresionar a otros. Se disfraza de santidad cuando hay ojos humanos observando, pero no tiene temor de Dios en lo secreto. En cambio, el creyente genuino vive para complacer al Señor, aún si eso le cuesta reconocimiento o aceptación. “¿Busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? […] Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” (Gálatas 1:10)
3. El que solo parece creyente abandona la fe cuando llegan las pruebas
“Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” (1 Pedro 1:7)
Las dificultades revelan la calidad de la fe. Jesús enseñó que algunos reciben la Palabra con gozo, pero al venir la aflicción, tropiezan porque no tienen raíz (Mateo 13:20-21). La fe verdadera, sin embargo, persevera. En medio de las lágrimas y el dolor, la fe verdadera sigue confiando en Dios.
4. El que solo parece creyente puede tener una vida religiosa, pero sin fruto espiritual
Jesús fue claro: “Por sus frutos los conoceréis.” (Mateo 7:20)
Pablo advirtió de personas que tendrían apariencia de piedad, pero negarían su poder (2 Timoteo 3:5). Es decir, se verán como cristianos, pero no habrá en ellos fruto real: ni amor, ni humildad, ni santidad.
La fe verdadera produce transformación, aunque el proceso sea lento y con luchas. El Espíritu Santo obra en el corazón del creyente para hacerlo más como Cristo.
Conclusión: ¿Te pareces a un creyente o realmente lo eres?
Esta pregunta no busca condenarte, sino invitarte a examinar tu fe con honestidad. El apóstol Pablo dijo: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos.” (2 Corintios 13:5)
Dios no se agrada de una fe fingida. Él busca adoradores en espíritu y en verdad. No está interesado en lo externo, sino en un corazón rendido a Él.
Hoy es un buen día para acercarte a Dios con humildad, confesar tus pecados, y pedirle una fe viva, sincera y perseverante. Que no solo parezcas cristiano… sino que lo seas de verdad.
Fuente: Teología Sana.