Pastores Abusivos…
Escrito por Sal Y Luz Radio en 01/12/2018
En ocasiones, estos temas son muy incomodos de tocar, ya que aquellos que se dan por aludidos al leer estos articulos, inmediatamente salen a la defensiva, objetando que “no se debe criticar” que “decir algo en contra del pastor es decirlo contra Dios” o miles de excusas las cuales solo meten la basura bajo el tapete, pero jamas llegan a hacer una verdadera autocritica con la Biblia en mano, para tratar de hacer a un lado aquellas actitudes que en lugar de bendecir solo crean cargas y dolor en el corazon de los miembros.
En los ultimos tiempos existe un problema común dentro de la iglesia de Jesucristo, este problema es el abuso de autoridad de algunos pastores o lideres, aun en aquellas iglesias llamadas de “sana doctrina” en las cuales dicen manejarse de manera biblica, pero en muchas ocasiones sus pastores, suelen ser hombres muy llenos de conocimiento de la palabra, pero totalmente carentes del amor y misericordia que es necesario tener para ser verdaderamente un pastor escogido por Dios.
Siempre debemos tener en cuenta lo que la palabra de Dios dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.” Hebreos 13:17
Como podemos ver claramente, la palabra de Dios dice, que nos sujetemos a los lideres o pastores ya que ellos velan por nuestro bienestar. Recuerda, los pastores son humanos asi como tu y como yo, se pueden equivocar y por estas razones no debes quejarte de ellos, ni faltarles el respeto, pero, por ninguna manera tienes que soportar que estos mismo se enseñoreen de ti o te subyuguen.
En las Iglesias, sobretodo en las latinoamericanas, hay bastantes ovejas heridas y maltratadas por sus mismo pastores. Estos son los responsables ante Dios por las ovejas, y en ocasiones, tratando de hacer bien, muchos de ellos caen en un trato extraño, carnal y poco biblico a la grey. Hay lideres espirituales que solicitan de parte de la congregacion una obediencia ciega y un sometimiento sin discernimiento a su autoridad.
Tu como hijo de Dios no puedes ni debes pelear con tus autoridades, siempre y cuando estas, esten fundamentadas en la biblia
A continuación queremos hacer algunas preguntas importantes:
-Qué tipo de persona es el líder autoritario?
-Cómo los podemos reconocer?
-Cuál es el perfil de estos tiranos disfrazados de pastores?
El otro cuestionamiento, ya parcialmente respondido es este:
-Quiénes pueden llegar a caer en sus manos?
-Qué tipo de personas son propensas a ser sus víctimas?
En resumen, los malos líderes religiosos pueden ser muy distintos unos de otros.
OBSESIÓN POR CONTROLAR
Si queremos identificar a los pastores abusivos tenemos que aprender esta lección: No nos guiemos por las apariencias externas pues esta es solo lo que ellos dejan entreveer de si mismos y no su verdadera personalidad. Para aprender a reconocerlos tenemos más bien que conocer qué tienen en común.
Sin importar doctrinas, denominación, iglesia, rito, secta, o estilo de predicación, la característica inconfundible de los líderes autoritarios es ésta: ejercen un fuerte control sobre sus congregantes para sacar provecho personal. En otras palabras, tienen una mentalidad tendiente a dominar y manipular la conciencia de la gente para obtener algo de ella.
Los líderes autoritarios, aunque sean distintos en carácter o en apariencia, siempre tienen esto en común y con tal de controlar a la gente utilizan todo tipo de trucos. Manipulan la conciencia, las creencias, las expectativas, las necesidades y en especial la Biblia. Manipulan los sentimientos, las emociones y el respeto que sus seguidores sienten hacia ellos. Este espíritu o mentalidad de control no es un pequeño defecto de carácter o algo que se hereda o que se adquiere por contagio o accidente. Es más bien la consecuencia de una vida de egocentrismo perverso.
Un sitoma muy, muy en comun entre ellos es: Marcar claramente que “su punto de vista” (el del congregante) es solo “su punto de vista” y no el de la iglesia en general, tendencia la cual, cuando es para su propio beneficio, se deja totalemente de lado, y “el punto de vista del pastor, es el punto de vista de toda la iglesia, y en ese lugar “todos” opinan asi.
Otro concepto muy claro entre estos “pastores” es juzgar quien es nacido de nuevo y quien no. Tomando de continuo el pasaje de Mateo 7:16 en donde Jesus nos enseña que por sus frutos los vamos a reconocer, estos hombres creen tener la autoridad, el discernimiento y la sabiduria para reconocer a los que han nacido en el Espiritu y quienes no. Pero para sorpresa de todos, es necesario leer todo el pasaje: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los reconoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede un árbol bueno dar frutos malos, ni un árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado al fuego. Así que, por sus frutos los reconoceréis” (Mateo 7:15-20).
Como se puede ver claramente, Jesus esta hbalando de los “falsos profetas”, los “falsos pastores”, los que como ellos, manipulan la palabra de Dios a su antojo, y enseñan lo que es de su conveniencia. Siempre recuerde esto: todos los escogidos de Dios estamos en este mundo atravesando cambios constantes en los cuales el Señor va moldeando nuestro caracter y actitudes, por lo cual, en mas de una ocasion, vamos a pecar, vamos a meter la pata, y cometer errores los cuales nos dejaran expuestos. Pero eso no significa que no somos nacidos de nuevo o que no somos escogidos de Dios, solo significa que “estamos en el proceso” que Dios ha preparado para cambiarnos y llevarnos a la estatura del varon perfecto (Jesus)
Jamas debriamos juzgar quien es nacido de nuevo y quien no, ya que ese es un atributo que solo le pertenece a nuestro Señor que es quien escoge a los suyos, pero siempre debemos mirar los frutos de los pastores para no ser engañados y llevados por un camino que aunque parezca de luz, solo nos llevaran a la oscuridad eterna.
JEROBOAM Y EL REY SAÚL
La Biblia nos muestra ejemplos de esta obsesión por controlar a la gente, en vidas de líderes religiosos como el rey Saúl y Jeroboam.
Saúl, un dirigente del pueblo de Israel, tenía obsesión de ser siempre el más importante [1ª Samuel 15:12; 15:3 0; 18:6-8]. Tenía tanto miedo de perder su posición que vivía en una constante preocupación. Eso lo llevó a implantar un opresivo sistema de gobierno sobre el pueblo de Dios para vigilar que nadie fuera a llegar a ser tan popular como él [1ª Samuel 18:9-12; 19:1; 20:30-33; 22:17-18].*
Jeroboam, por su parte, creó un sistema religioso para controlar a las multitudes y seguir teniendo la posición cómoda y próspera de un rey. Así tendría ganancias económicas, un trato especial y poder [1ª Reyes 12:26; 28-33]. La avaricia y el materialismo de Jeroboam lo llevaron a ejercer un autoritarismo tan fuerte que aun agredió y persiguió a gente justa e inocente [2ª Crónicas 13:8-9].
Este tipo de control autoritario es egoísmo en su máxima expresión. Es el hombre queriéndose hacer como Dios, al exigir obediencia absoluta.
JESÙS NO TENÌA OBSESIÒN POR CONTROLAR
En contraste con todo esto, vemos que Cristo, siendo el Hijo de Dios, no tuvo un espíritu de control; aun cuando en una ocasión vio que varios de sus discípulos se iban, no los persiguió ni los amenazó. Tampoco montó una campaña de difamación en su contra para oprimirlos y hacerlos volver al redil. Es más, aún preguntó a Pedro y a los pocos que le quedaban, si también ellos se querían ir.
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Juan 6:66-67
Jesús tampoco actuaba como tirano ni manipulaba los sentimientos de la gente para extraerle dinero. No estaba cada dos semanas diciendo a sus discípulos que él era la autoridad. No tenía necesidad, pues los discípulos lo sabían. La autoridad de Cristo venía del servicio, del amor desinteresado y de la unción que había sobre su vida [Mateo 20:25-28; Juan 15:12-13; Hechos 10:38]. Aunque él instruía, corregía y mantenía una disciplina entre los discípulos, siempre les enseñó que las Escrituras y el Padre eran la máxima autoridad espiritual [Mateo 16:23; Juan 14:28; 5:39].
Es fácil ver por qué los líderes y grupos autoritarios siempre tienen que estar adoctrinando casi hasta el punto de la obsesión a sus seguidores diciéndoles que tienen que estar sujetos a ellos y que ellos son los “ungidos” de Dios. Es porque simplemente no tienen ninguna autoridad espiritual y eso se nota. Por eso tienen que convencer a sus iglesias casi cada semana de que les hagan caso.
EL ORÌGEN DEL ESPÍRITU DE CONTROL
¿Qué razones puede tener un líder espiritual para querer controlar a las personas? Existen muchas, pero todas se resumen en una: satisfacer algún deseo egoísta.
El Nuevo Testamento, en 3ª de Juan 9-11, nos narra la historia de un líder de la Iglesia, llamado Diótrefes, un sujeto que expulsaba a los congregantes que no se sometían a sus caprichos. El también difamaba a los que se oponían a sus maldades enseñoreándose de la Iglesia.
Por qué actuaba así? El apóstol Juan nos dice en el versículo 9 que a Diótrefes le gustaba “tener el primer lugar” en la congregación. Su pecado y motivación eran la vanidad.
También existen dirigentes de iglesias, a quienes el orgullo los mueve a controlar a otros. Quieren ser considerados “exitosos” por la sociedad y eso implica que deben tener una congregación lo más grande posible.
Si por alguna razón una persona o familia decide en un momento dado, dejar de asistir a su organización, eso hará que por consecuencia haya menos gente. Es más, eso puede provocar también que otros sigan el mismo ejemplo y se vayan. Eso significará menos congregantes, y ante los ojos de sus seguidores y de las demás iglesias menos éxito. Un liderazgo orgulloso no puede soportar eso y por lo general recurrirá a implantar un sistema tiráno para retener a las personas y lograr a como dé lugar que la gente que se fue, regrese. En estos casos se ha visto que el espíritu de control empezará a operar inmediatamente. La doctrina de “eres un rebelde si no me obedeces” hará su aparición y comenzarán las manipulaciones, la presión grupal, y el miedo infundido por medio de amenazas religiosas. Quizá se recurrirá también a difamar y ensuciar la reputación de aquellos que se fueron para que a lo menos la gente no siga su ejemplo. Normalmente, los pastores que buscan el éxito a toda costa recurrirán a lo que sea con tal de no perder adeptos y disminuir su popularidad.
No es necesario complicarnos buscando demasiadas causas o porqués de la obsesión que algunos líderes tienen por controlar. La Biblia, el libro por excelencia sobre la conducta humana, enseña a través de incontables y gráficos ejemplos que la causa de que existan líderes religiosos autoritarios será por lo general: sexo, dinero, poder, orgullo, fama, etcétera.
Pero cómo identificar una amenaza como esta? Si los pastores autoritarios lucen y actúan exactamente como los verdaderos, pero solo es un lobo disfrazado.
Cómo lo averiguaremos? No podemos ver el contenido del corazón. Por lo tanto, Jesús nos da una señal que debemos ver: “Por sus frutos los reconoceréis”. Claro está, que esto nos lleva a otra pregunta. ¿Cuáles son los frutos? El evangelio de Lucas nos da detalles adicionales que nos ayudarán a esclarecerlo: “No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno. 44 Cada árbol es conocido por su fruto: No se recogen higos de los espinos, ni se vendimian uvas de la zarza. 45 El hombre bueno, del tesoro bueno del corazón saca lo bueno, y el malvado, del malo saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla su boca” (Lucas 6:43-45).
Por lo tanto, conoceremos a un buen pastor por lo que habla y vive. Lo que salga de su boca lo delatará y su forma de vivir lo confirmara. Él podrá, en todo sentido, parecer limpio y honesto en su exterior, pero si el engaño y la falsedad están en su corazón, esta falsa enseñanza, falsa profecía y otras perversiones de la verdad saldrán de su boca. El fruto de una vid, es los higos. El fruto de una uva es uvas. El fruto de un verdadero pastor es que no solo se apegara a lo que dice la palabra de Dios (la Biblia), y enseñara tal cual, sin agregarle ni una coma, ni quitarle nada, sino que ademas el lo vivira en su vida diaria. Si un pastor que enseña la sana doctrina, predica al pie de la letra la palabra y es totalmente Cristocentrico, pero no vive en su vida lo que elmismo enseña, pues claramente, sin dudarlo ni un momento, corra de ese lugar y busque una iglesia donde el siervo de Dios se autentico y verdadero, porque este falso pastor que no vive lo que predica, es lisa y llanamente un fariseo segun la descripcion que hizo jesus de ellos: “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.” (Mateo 23:2-4)
Claramente aqui podemos ver que los fariseos eran lideres que conocian a la perfeccion la palabra, y aun la enseñaban, pero ellos mismos no la vivian, no la cumplian. Lamentablemente las iglesias de sana doctrina, en esta epoca estan llenas de pastores asi. Son hombres que conocen muy bien la palabra de Dios, la interpretan correctamente, pero carencen del espiritu para ejecutarla en sus vidas y del amor para impartirla de manera correcta entre los feligreses ya que son duros, asperos y sin compasion y miericordia.
Al leer este ariculo, abra muchisimos “pastores” que se sentiran tocados, agredidos y que recomendaran a sus seguidores no seguirnos ni escucharnos, pero sera el espiritu de Dios y su palabra la que les hara comprender la verdad que los hara libres. No buscamos seguidores ni agradar a los hombres, sino el compratir la verdad de Dios y agradar al señor en todo sentido.
A continuación hacemos un análisis de las falsas doctrinas que son más frecuentemente utilizadas por líderes y pastores autoritarios para lograr sus propósitos. Cada una de dichas enseñanzas será plenamente refutada para poder desenmascarar sus sutiles engaños.
LOS LÍDERES AUTORITARIOS TE PUEDEN LLAMAR “REBELDE” SI DECIDES APARTARTE DE ELLOS O NO HACES LO QUE ELLOS DICEN.
Es común que aunque bíblicamente la rebeldía se define como el acto de desobedecer los mandamientos de Dios, los dictadores religiosos llamen rebeldes a los que se salen de debajo de su sistema de control. Esto es sólo un método de manipulación para presionar a la gente y no debe tomarse en cuenta, pues en la Escritura Dios llama rebeldes exclusivamente a aquellos que voluntariamente desobedecen su Palabra. Como prueba tenemos estos textos bíblicos:
“Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llamen el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer” (Oseas 11:7)
“Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo dí a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla” (Números 20:24)
“Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mi mano a un pueblo rebelde y contradictor” (Romanos 10:21)
Si una persona que decide dejar una organización religiosa, no es culpable de inmoralidad, deshonestidad, o incumplimiento de sus deberes cristianos, entonces, ¿en dónde está la rebeldía? El término “rebelde”, por lo regular, se les aplica a las personas cuando se niegan a participar de los errores doctrinales o morales de los líderes autoritarios. Es sorprendente hacer notar que aquellos pastores y sectas que están fuera de autoridad bíblica tengan el cinismo de llamar rebeldes a aquellos que ciñéndose a las Escrituras los cuestionan o deciden dejar de escuchar sus enseñanzas equivocadas. Dicho de otro modo; hay sistemas religiosos que están en rebeldía, y que llaman rebeldes a aquellos que están en sujeción a la autoridad bíblica ¡Increíble!.
Irónicamente la Biblia misma es la que llama rebeldes a aquellos ministros y grupos religiosos que aparte de sus innumerables fraudes, inmoralidades y desobediencias al evangelio de Cristo, condenan a los inocentes llamándoles “rebeldes”. Nunca debemos temer las acusaciones de “rebeldía” que provienen de aquellos pastores que viven en forma inmoral o deshonesta, o que se han apartado de las enseñanzas de la Biblia. No tienen ninguna autoridad divina.
EL MITO DE QUE NO HAY QUE CUESTIONAR A LOS UNGIDOS
Una de las enseñanzas favoritas para infundir miedo en las conciencias y mantener a la gente cautiva y sin utilizar su razón está basada en este texto del Antiguo Testamento. El verso dice: “no toquéis, dijo, a mis ungidos” (Salmo 105:15). Con este pasaje los líderes autoritarios pretenden, en primer lugar, establecerse ellos mismo como tales ungidos. En segundo lugar enseñan que nadie en su congregación puede cuestionar bíblicamente al ministro ni declarar que alguna enseñanza está mal, ¡mucho menos decir que está en pecado, aunque sea comprobable y esté afectando a las personas!, pues eso es “tocar al ungido” y según dicen ellos: “te acarreará el castigo de Dios sobre tu vida”. De esta manera pueden enseñar lo que ellos quieran, y así también pueden conducirse como mejor les parezca sin tener que responder ante nadie por nada de lo que hacen.
Esta doctrina de “sujeción a la autoridad” no sólo es falsa, también es contraria a los mandamientos de Dios, pues la Biblia nos enseña que si nuestro prójimo cae en pecado o enseña error, tenemos la obligación de exhortarlo. Leamos Mateo 18:15: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”
Por su parte Efesios 4:25 dice así: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”
No importa si es pastor, maestro, ministro o quien sea; la Biblia enseña que si nuestro prójimo está en pecado, debemos llamarle la atención y tenemos la obligación de exhortarlo. El negarse a hacer eso es pecado. Es una falta de amor. De inicio esto es suficiente prueba para que nos demos cuenta que el mito de que no hay que cuestionar a los auto-nombrados ungidos es falso; pues se contradice con estos claros mandamientos del Nuevo Testamento.
LA INTERPRETACIÓN CORRECTA DEL TEXTO: “NO TOQUÉIS, DIJO, A MIS UNGIDOS”
Entonces, ¿qué significa realmente el pasaje del Salmo 105:15? En primer lugar se refiere en el contexto a todo el pueblo de Israel como los ungidos, no a un líder en particular. En ese caso la aplicación correcta del pasaje sería que no se debe tocar a ningún miembro del pueblo de Dios. Pero, ¿qué significa: “tocar”? Bueno, el pasaje fue dado para que las naciones vecinas del pueblo hebreo, no la saquearan, mataran, o robaran mientras iban en sus peregrinaciones. Tocar significaba en el contexto: no dañar físicamente al pueblo de Israel. Esto es todo lo que dice el pasaje y si nos damos cuenta, esto no tiene nada que ver con que esté prohibido exhortar, reprender, cuestionar o apartarse de un líder religioso que está en error. Recordemos que el reprendernos o corregirnos mutuamente se manda claramente en varios textos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Si como los líderes autoritarios nos dicen, “tocar” a un ungido es cuestionar a un ministro y eso está prohibido, entonces, ¿por qué Pablo cuestionó y reprendió a Pedro, y luego pone el evento como un ejemplo a los cristianos de Galacia? (Ver Gálatas 2:11-16).
Si es cierto que no debemos corregir a un pastor, entonces ¿cómo podemos obedecer Mateo 18:15, en donde Dios nos pide que exhortemos a cualquiera que sea nuestro prójimo y peque contra nosotros?
Si no le podemos decir a un líder cristiano si cae en pecado o tiene errores, entonces ¿cómo vamos a obedecer Efesios 4:25, en donde se nos pide que hablemos la verdad con la gente que tenemos compañerismo?
Y si el exhortar a un ministro, cuando está comprobado que ha predicado falsas doctrinas es pecado, entonces, ¿Pablo pecó por decirles a los Gálatas que Pedro había tenido un serio error doctrinal?
¡Aprendamos esto!: La Biblia nos permite cuestionar tanto a los ministros como a los cristianos y también exhortarlos cuando vemos que hay un serio error doctrinal o moral en sus vidas. Esto lo establece claramente la Palabra de Dios:
“Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe” (Tito 1:13)
“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2-3)
“Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñasen diferente doctrina” (1 Timoteo 1:3)
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido dada una vez a los santos” (Judas 3)
De hecho, no sólo tenemos el derecho de cuestionarlos. También tenemos el derecho de abandonarlos si se rehusan a corregir sus vidas o enseñanzas falsas. Leamos lo que enseña al respecto Cristo:
“Dejadlos; son ciegos guía de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14)
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, vé y repréndelo estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aun contigo a una o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (Mateo 18:15-17).
En todo lo anterior vemos demostrado que los grupos autoritarios manipulan las Escrituras. En su afán por no ser cuestionados sacan los textos fuera de su contexto original para torcer la verdad.
LA REBELIÓN DE ABSALÓN
Otra doctrina aberrante sobre la sujeción a la autoridad está basada en la historia de Absalón y David. Con pasajes fuera de contexto, se dice que cualquiera que cuestione al pastor, o se salga de su organización, es como Absalón que se rebeló contra su padre David (Ver 2 Samuel cap. 15 al 18). Esta enseñanza termina diciendo que, como Absalón murió, así terminarán en muerte espiritual quienes cuestionen a sus líderes o se opongan a sus errores. Rápidamente veamos la falsedad de esta doctrina. Es una falta total de ética ministerial aplicar la historia de Absalón así, por lo siguiente:
Uno. Absalón no era cristiano. Era un conocido asesino que mató a su propio hermano y cometió adulterio contra su propio padre. Su caso no se puede aplicar al de cualquiera.
Dos. No hay pruebas de que a él le interesara la Biblia.
Tres. La Biblia nunca dice que Absalón intentó cuestionar las doctrinas o la vida de David, ni habló con él acerca del tema. Tampoco se apartó de la congregación de David por algún error moral o doctrinal que vio.
Cuatro. La intención de Absalón fue matar a su padre, nunca exhortarlo, corregirlo o simplemente alejarse de él.
¡Qué manera de torcer las Escrituras es el aplicar esta terrible historia al caso de personas honestas que cuestionan con sinceridad a sus líderes sobre la veracidad de sus enseñanzas, o que salen de sus organizaciones desviadas!.
“A UN MINISTRO NUNCA SE LE DEBE OPONER, AUNQUE ESTÉ MAL”
Otro pasaje conocido, muy relacionado con el anterior y que se usa para reforzar el autoritarismo en las congregaciones es cuando David corta un trozo del manto de Saúl, el pasaje dice así:
“Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de te dijo Jehová: He aquí entregó a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl. Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl” (1 S. 24:4-5).
“¿Lo ves?”, dicen los promotores de la tiranía, “ni aún un trozo del manto le debió tocar y por eso David estaba temblando” “Nadie debe exhortar o cuestionar a un siervo de Dios aunque esté tan mal como Saúl”. Examinemos cómo también este punto de vista es falso.
Número uno. Recordemos el contexto, recordemos que Saúl no sólo era ministro, era rey. Él era la autoridad civil, y aunque se hallaba en error, David no tenía derecho a destruir su capa, ni arriesgarse a dañar físicamente a un gobernante. El juicio le corresponde a Dios. De la misma manera no podemos destruir las cosas de alguna persona, ni dañarle físicamente porque sus doctrinas sean erróneas o porque viva inmoralmente. Le corresponde a Dios traer el juicio adecuado sobre los pecadores; como está escrito en romanos 12:19 “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. Simplemente era a Dios a quien le correspondía traer el castigo, y David estuvo a punto de vengarse por su propia mano, por eso se turbó.
Número dos. David no obedecía en nada a Saúl, ni se sometía a sus caprichos, y no por eso estaba mal o en rebeldía. No tenía por qué obedecer a un ministro que había traicionado la Palabra de Dios (Ver 1 S. 15:23).
Número tres. Dios estaba con David aunque no se sometía a la autoridad rebelde de Saúl. Hay muchos textos que demuestran esto (Ver 1 S. 25:16-17; 23:4-5).
Por último. Mucha gente de Saúl había decidido dejar su liderazgo corrupto y Dios nunca dijo que estaba mal. Por el contrario, eran bendecidos (Ver 1 S. 22:1-2; 23:4-5).
“DIOS NO PUEDE BENDECIR A UNA PERSONA QUE DEJA SU CONGREGACIÓN”
Seguramente todos hemos escuchado la frase que acabamos de leer pero a continuación veremos que la realidad es todo lo contrario. La Biblia enseña que a veces sí hay razones para dejar una congregación, y en esas ocasiones Dios sí bendice a los que lo hacen.
David fue bendecido cuando dejó Israel y el ministerio de Saúl en donde pasó varios años (Ver la historia de David en 1 Samuel).
La tribu de Judá fue bendecida estando separada de las demás tribus de Israel (Ver Oseas 11:12).
Juan Bautista fue bendecido habiéndose separado del ministerio corrupto de los fariseos de su época (Ver Mateo 3:7; 11:9).
Jesús fue bendecido aun cuando abandonó las tradiciones de sus padres (Ver Juan 9:16).
Los apóstoles y los discípulos del tiempo de Jesús fueron bendecidos cuando dejaron la religión que habían practicado por años (Ver Juan 9:34 y Hechos 18:4-6).
Los metodistas de Norteamérica abandonaron la comunión de la Iglesia Anglicana y el Señor los acompañó.31
Los puritanos dejaron la Iglesia Anglicana y vinieron a América para escapar de una religión antibíblica y opresiva. Ellos tuvieron un tremendo avivamiento según la historia.32
Por si esto no bastara, sólo mencionaré unos cuantos casos de personas que dejaron sus organizaciones y fueron grandemente usadas por Dios. todo el cristianismo actual los conoce como grandes hombres de fe y sus vidas han sido ejemplo e inspiración para muchos cristianos por cientos de años:
Hudson Taylor, el legendario fundador de “La misión al interior de China” decidió abandonar la organización misionera que lo apoyaba por considerarla irresponsable, y trabajó por su cuenta. El éxito de su labor después de hacer eso fue impresionante.33
Adoniram Judson, un famoso pionero de las misiones de Oriente, cambió de la iglesia congregacionalista a otro movimiento, por considerarlo más apegado a la Biblia.34
David Brainerd, el apóstol de los indios de Norteamérica, cuya vida de oración y consagración ha sido ejemplo a muchos cristianos, fue expulsado de la Universidad de Yale cuando cursaba sus estudios bíblicos. La cuestión fue por diferencias doctrinales. Él se apartó de esa organización y fue utilizado poderosamente por Dios.35
Carlos G. Finney. Este ministro abandonó la denominación presbiteriana para escoger una agrupación un sistema de trabajo más bíblico (Ver la autobiografía de Carlos Grandison Finney). Su labor evangelística conmovió a toda una nación.
Jonathan Edwards, uno de los ministros más usados y renombrados en la historia cristiana fue expulsado de su propia congregación que pastoreaba por su fuerte predicación sobre la santidad. Él siguió en un ministerio fructífero.36
Con todo esto vemos comprobado que Dios ha bendecido abundantemente a muchas personas que dejaron sus organizaciones. Tanto la Biblia como la historia lo demuestra claramente.
“AQUELLOS QUE DECIDEN DEJAR UNA CONGREGACIÓN
SON CULPABLES DE DIVIDIR EL CUERPO DE CRISTO”
Esta enseñanza es típica de toda clase de sectas. Desgraciadamente hoy en día existe todo tipo de organizaciones autoritarias que por alguna razón se creen con derecho a llamarse a sí mismas “el Cuerpo de Cristo”, sin siquiera saber lo que esto significa. Cuando alguna persona inteligente se aparta de ellas, de inmediato recurren al truco de hacerle sentir culpable: “¡Estás dividiendo al cuerpo de Cristo!”, vociferan sus líderes con rostros que simulan gran preocupación por el bienestar del cristianismo. Actualmente hay muchas organizaciones religiosas que actúan así y todas usan como bandera el nombre de Cristo. Desde grupos tan desviados como los Mormones y los Testigos de Jehová, hasta meras asociaciones civiles y humanistas, y, ¡claro! Todos gritan: “¡división!, ¡división!” si alguna persona o familia decide usar su libertad y apartarse de ellos. pero, ¿”división” de qué? Habría que preguntarles, pues comúnmente ni siquiera se les puede considerar seriamente parte del cristianismo. El salirse de una secta u organización religiosa nunca será dividir el cuerpo de Cristo.
El Cuerpo de Cristo es una unidad indivisible. Cada verdadero creyente está vitalmente unido a Jesucristo por medio del Espíritu Santo independientemente del lugar en donde se congregue. El simple hecho de que una persona se traslade de un lado a otro para asistir a un grupo distinto, no divide el Cuerpo de Cristo. Si algunas personas deciden personalmente con el derecho que, tanto Dios como la Constitución de nuestro país les da, salir de una organización determinada por considerar que se están viendo líderes que les están dañando, ¿quién los puede acusar de división por eso? ¿Qué, una persona no tiene derecho a decidir en qué lugar va a escuchar la Palabra de Dios?¿O, puede una organización tener un título de propiedad sobre las almas, de manera que aún si se desvía, la gente esté forzada a permanecer allí?. Lo que sucede, como dije antes, es que la acusación de que una persona causa “divisiones” por lo general se utiliza para manipular a las personas e infundirles miedo para que permanezcan dentro de grupos religiosos autoritarios.
LA GRAN MENTIRA: “NO JUZGUES”
Finalmente veremos el pretexto más usado para establecer gobiernos religiosos manipuladores. Es la frase clásica: “No juzgues”, “Tú no eres nadie para juzgar a un pastor”, “Juzgar es pecado”. Y para esto agrupaciones y líderes religiosos se apoyan en Mateo 7:1-5:
“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” Basados en este texto, se enseña que el decirle a un líder si cae en error o si se le exhorta por un pecado comprobado, lo estamos juzgando y que eso está prohibido. Ellos asumen que tenemos prohibido el evaluar la conducta moral de la gente a nuestro alrededor. Para empezar, si ellos en verdad creyeran esto nunca podrían hacer evaluaciones de la conducta de los que los cuestionan. Pero a todos nos consta que lo hacen; de hecho cuando le dicen a un ateo que está mal su forma de pensar, ya lo están juzgando, y cuando le dicen a alguien que está mal por juzgar ¡ya lo están juzgando que está mal!.
LA VERDAD ES QUE LA BIBLIA NO NOS PROHIBE JUZGAR
Si analiza el texto de Mateo 7:1-5 se dará cuenta que Jesús no prohíbe el juzgar a todos, sino sólo se lo prohíbe al hipócrita. Sólo a éste, Dios le prohíbe juzgar hasta que su vida esté bien, y entonces pueda ayudar a otros a limpiar la suya. “Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”, dice claramente la Palabra de Dios. Esta es la interpretación correcta del pasaje anterior. Es decir, si alguien es un borracho y le dice a otro: “no seas borracho”, está mal, es un hipócrita. Éste es el juicio que Dios prohíbe. Sin embargo, si un cristiano que está libre del pecado de borrachera, le dice a un hombre que su borrachera está mal, es correcto porque lo hace para ayudarlo. Aun si le dijera que su alma se perderá si no deja de beber, seguirá siendo lo correcto pues es conforme a la Biblia: “Los borrachos no heredarán el reino de Dios” (1 Co. 6:10).
La enseñanza de: “No juzgues”, como se maneja en los grupos autoritarios, es sólo una manipulación de Mateo 7:1-5. su falsedad se hace más notoria cuando vemos que contradice otros pasajes de la Biblia en donde Dios nos manda expresamente evaluar la conducta moral de otras personas. Hay varios versículos que nos dicen que sí podemos y debemos juzgar, en ciertas ocasiones.
HAY VARIOS PASAJES EN LA BIBLIA EN QUE SE NOS AUTORIZA JUZGAR A OTROS
Veamos Juan 7:24: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”. Dios nos manda juzgar con justo juicio, es decir, según la Palabra. ¡Esto no lo debemos desobedecer!.
En 1ª Corintios 2:15 dice: “El espiritual juzga todas las cosas”. Si alguien es realmente espiritual juzgará todas las cosas, las doctrinas, la conducta inmoral de los malos líderes y las organizaciones religiosas; para no ser engañado.
En 1ª Corintios 5:3 dice: “Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho”. El apóstol Pablo dice que ya ha juzgado a un congregante que estaba practicando la inmoralidad.
En 1ª Corintios 6:5 dice: “Para avergonzaros lo digo, ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos?” Aquí, el mismo Pablo reprende a los cristianos por no haber un caso de fraude en la congregación. Ellos tenían la obligación moral de determinar quién estaba bien o quién estaba mal y disciplinarlo.
He aquí cuatro pasajes que dicen que es bueno juzgar de acuerdo a la Biblia, y ya hemos visto que Mateo 7:1-5 sólo les prohíbe juzgar a los hipócritas. Queda demostrado entonces que los movimientos y líderes autoritarios usan la falsa doctrina de “no juzgues al pastor” para evitar el ser cuestionados y enfrentados con sus errores.
En estos últimos tiempos peligrosos, antes del regreso de Jesús, se cierne sobre las congregaciones del mundo entero un grave peligro: El desarrollo de tendencias piramidales. Esto ocurre debido al auge que ha tomado la onda de los apóstoles, profetas y predicadores de la prosperidad, los cuales proclaman “unciones especiales” a través de métodos manipulativos y emocionalitas, por los cuales forjan, lo que se podría denominar como: “la tiranía de los santos”, ejerciendo, en muchos casos, un terrible abusos en donde los creyentes no pueden ejercer un análisis crítico de los disparates teológico que proclaman desde los pulpitos, así como la forma descarada en que se manosea de la Palabra de Dios para afianzar ideas humanas, y que hacen de la iglesia una empresa, y de los predicadores unos ejecutivos que explotan la fe. No es nada nuevo este fenómeno que comenzó a partir del momento en que la iglesia perdió su sencillez y su pluralismo ministerial, así como la igualdad de relación entre los que forman la grey, para dar paso a estructuras semejante a las existentes en los sistemas mundano, y principalmente a los que había en Roma en el años 313 D.C, en donde el emperador lo era todo. En aquella etapa de la historia nació la jerarquía. Esto sucedió cuando los líderes o ancianos que gobernaban la congregación se convirtieron en la clase “clerical” y privilegiada dentro de la sociedad romana. En la medida que la iglesia pierde el Espíritu y la Palabra, la hegemonía del ministro sobre los hermanos se convierte en una fiera acción en donde la excomunión o satanización se vuelve el método dominante para callar a cualquiera que discrepe, y la inquisición o el ostracismo es la metodología de castigo a los que no aceptan los dogmas de las “autoridades religiosas” que llegaron a usurpar el papel del Espíritu Santo y de las Sagradas Escrituras, para dar origen a doctrinas de hombres que convirtieron al cristianismo en una religión corrompida a todo lo largo de la Edad Media. El clericalismo y el autoritarismo eclesiástico, nació mediante la asimilación del esquema del gobierno romano, una vez que la Iglesia pasó a ser parte del Estado por el edicto de Constantino (312 D.C.). Es importante notar que: “Esta situación comenzó cuando el Imperio aceptó la fe cristiana. Puesto que Roma era, al menos nominalmente, la capital del Imperio, la Iglesia y el obispo de esa ciudad pronto lograron gran relieve” y absorbieron el poder y la estructura romana naciendo el papado, considerándose a León el Grande como uno de los primeros papas. Fueron los concilios los que abrieron la puerta al autoritarismo papal. Al principio, los concilios trataban de afrontar las herejías de las doctrinas gnósticas como el de Nicea (325 D.C) que juzgo la controversia promovida por el Arrianismo. Después aparecieron otros concilios como el de Constantinopla que además de abordar temas doctrinales y heréticos, consolido mediante acuerdo, el reconocimiento de autoridades eclesiásticas como el canon tercero que confirmo el siguiente acuerdo: “El obispo de Constantinopla debe tener prerrogativa de honor después del obispo de Roma, porque su ciudad es la Nueva Roma”. De esta forma el poder de la iglesia fue cayendo en manos de hombres carnales que convirtieron la autoridad en un arma de manipulación despótica, y no de formación. Con la reforma de Dr. Martín Lutero (1517 D.C) y a través de la evolución del protestantismo, el clericalismo fue menguando en su autoritarismo, hasta que se llegó a unos sistemas de gobiernos pluralistas y congregacionalistas. Sin embargo, esto no impidió que algunas denominaciones e iglesias vivan en un verdadero despotismo espiritual, y que con la tendencia del apostolado moderno, se regrese al pasado, forjándose una casta de ministros con “unciones especiales” que acentúan un poder absoluto sobre los creyentes. ¿Cómo es que se abusa de la autoridad en la vida de la Iglesia? Sencillo: Afirmando cosas que no tienen fundamento bíblico y demandando de los feligreses un rendimiento incondicional a las proclamas, dogmas o mandatos de los hombres, que como “ungidos, apóstoles modernos, papas, iluminados o representante de Dios” se toman derechos que la Biblia no les otorga, manipulando las Escrituras para hacer que la gente se les someta como si fueran el Espíritu Santo o el mismo Cristo. Estos personajes autoritarios crean principios de vanagloria, que acentúan su poder mediante milagros, enseñanzas o revelaciones para hacer que la gente, sin usar la razón, acepten sus mandatos. Son como aquellos descritos por el apóstol Pablo: “queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman y por medio de palabrerías desvían a algunos” (1 Timoteo 1:6-7). No podemos negar que hay líderes espirituales que “devoran las ovejas” hasta destruirlas, como comenta un escritor cristiano: “Nosotros, los líderes cristianos queremos distanciarnos de las ideas de creer que hay líderes que devoran a las personas, no queremos creerlo que así lo hacemos. Las consecuencias dañinas suelen venir en paquetes sumamente sutiles”, y sin embargo, así ocurre. La gran mayoría de estos apóstoles modernos, se han autoproclamado “Apóstol” ellos mismos, y mediante una serie de enseñanzas, han establecido el criterio de que solo el apóstol puede recibir la dirección e iluminación de Dios, y hasta se toman el derecho de determinar quien tiene llamamiento y quien no, enviando a las personas como si fueran “dios”. Lo triste es que muchos le obedecen yendo directamente al fracaso. Si alguien se les enfrenta, y no acata sus órdenes, caen en pecado y desobediencia porque están yendo contra la voz de Dios (según ellos por supuesto) Han visto forma más vil de manipulación…? Toman un texto para afianzar la autoridad del “Siervo de Jehová” diciendo “Hay de aquel que se levante contra el ungido de Jehová” y pobre aquel que no acate sus órdenes. El hecho de que los líderes religiosos no puedan ser cuestionados por sus miembros, ofrece un peligro para la salud de la Iglesia. Ser cabeza significa presidir y hacer cumplir el orden establecido, pero el poder verdadero esta en aquel que es la cabeza de todos, “Jesucristo”. Si hablamos del hogar, afirmamos que la cabeza de los hombres es Jesucristo, y de esta forma el hombre se convierte en la cabeza de la mujer (Efesios 5:23). Si hablamos de un gobierno humano, afirmaría que la cabeza del presidente es el poder legislativo, y sobre éste está la constitución y la expresión de la mayoría en las urnas. Respecto a la Iglesia, el poder sobre los líderes está en la Palabra y en las normas dejadas por el Espíritu Santo a través del modelo de Jesús. Para defendernos contra el abuso de la autoridad y la tiranía de los santos, debemos entender que: A. La obediencia al líder no debe ponernos fuera o en oposición a la obediencia a Dios (Efe 5:21,22). B. La Autoridad espiritual no se impone despóticamente, por presión miedo o amenaza. Debe conquistar la voluntad y la libre disposición a la obediencia (1 Juan 4:18, Mateo 20:25-28, Marco 10:42-45, Lucas 22:25-27). C: Toda autoridad espiritual se somete a las escrituras (2 Timoteo 3:16)”. Es necesario analizar a fondo este fenómeno surgido bajo el concepto de los apóstoles modernos, que con poderes especiales imponen criterios y actuaciones hegemónicas, explotando la fe y viviendo como magnates de una transnacional llamada “iglesia”. Es necesario, para frenar las pretensiones de muchos explotadores y manipuladores de la fe, definir bien el cómo, hasta cuándo, y bajo que parámetros debemos respetar una autoridad. Es necesaria la autoridad, de lo contrario caemos en un sistema anárquico, pero se hace necesario entender que humanamente hablando, no existe una autoridad absoluta.
En todo el A.T. Dios coloca al lado de los líderes del pueblo, personas con los cuales compartir la autoridad. Un modelo de ello es el caso de Moisés, líder de la liberación de los hebreos de la esclavitud de los egipcios, sin embargo, Dios le puso a su lado un Josué y un Aarón, además recibió el sabio consejo de su suegro, Jetro, a fin de no ejercer un poder absoluto, alegando dos razones: El agotamiento físico, y la imposibilidad de manejar sabiamente todos los problemas del pueblo. “Y aconteció que otro día se sentó Moisés á juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde. Y viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde? Y Moisés respondió á su suegro: Porque el pueblo viene á mí para consultar á Dios: Cuando tienen negocios, vienen á mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes. Entonces el suegro de Moisés le dijo: No haces bien: Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el negocio es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios será contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los negocios á Dios. Y enseña á ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde anden, y lo que han de hacer. Además inquiere tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y constituirás á éstos sobre ellos caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta y sobre diez. Los cuales juzgarán al pueblo en todo tiempo; y será que todo negocio grave lo traerán á ti, y ellos juzgarán todo negocio pequeño: alivia así la carga de sobre ti, y llevarla han ellos contigo. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás persistir, y todo este pueblo se irá también en paz á su lugar” (Éxodo 18:13-23) En este pasaje podemos ver muy claramente que en vez de juzgar y determinar algo, lo que debía hacer era “mostrarle el camino” y dejar que “varones de virtud” juzgaran. Note que se usa el plural, ¿por qué? Porque como dice la Palabra: “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). La cualidad más importante de estos varones que juzgarían al pueblo era “que aborrecieran la avaricia”, cosa que tristemente nutre a los que abusan de la autoridad, pues el fin de tal abuso radica casualmente en el lucro personal y la búsqueda de riquezas.